El Habitar Intermitente de mujeres en la IV región de Chile
- Carolina Cerda Inostroza
- 7 oct 2016
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 22 jun 2023

El presente ensayo se sitúa en el interior de la IV región de Coquimbo, Chile, lugar donde la relación de las mujeres con el hogar se transforma en un habitar intermitente, con el caso de parejas de mineros que trabajen por turno en el norte de Chile.
El contexto actual, sitúa a la minería - a pesar del declive del último año - como el área de mayor producción económica en Chile, esto conlleva principalmente más trabajo con mejoras salariales, las faenas mineras en la actualidad funcionan con una lógica diferente a las del siglo pasado, donde se fomentaba el matrimonio y la familia por las “ventajas que ello representaba para el orden y la disciplina laboral” (Fuenzalida Grandon 1919) en el libro Disciplina y Desacato (Lorena Godoy, Elizabeth Hutchison, Karin Rosemblatt, M. Soledad Zárate, 1995) construyendo campamentos mineros o pequeñas ciudades que satisfacían las necesidades por sobre las que ofrecía el gobierno y los estándares de la época.
En el contexto actual estos pueblos han desaparecido en su mayoría y el nuevo sistema de trabajo minero es mediante turnos por días o semanas, lo cual ha incrementado la migración nacional, principalmente de hombres de diferentes regiones de Chile al norte. A pesar de las tendencias, que muestran, que la tasa de ocupación de las mujeres va “en aumento de 4,8 puntos porcentuales” (INE, 2015), incrementándose también en la minería principalmente por mujeres profesionales según lo señala el Consejo de Competencias Mineras, existe un segmento de mujeres no profesionales, de diferentes edades que se vincula con este gran cambio económico del país de una forma menos activa e invisibilizada, como sostenedoras de la familia, que se mantienen en el lugar de origen, sin un trabajo remunerado.
Como señala Paola Siclari en su presentación sobre las tendencias en Latinoamérica y el Caribe, los datos demográficos de las Mujeres jefas de hogar va en aumento de 22% en 1990 a 33% en (2010, Cepalstat: 2015, Cepal y Unicef: 2014), en Chile se muestra un incremento desde 1990 con un 20% a 39% el año 2011 según CASEN 2011, principalmente en los segmentos más pobres de la población. Colocando a las mujeres en el sector más vulnerable.
Así mismo la encuesta CASEN 2013 muestra la participación laboral femenina por decil de ingreso autónomo per cápita del hogar ha aumentado en la mayor parte de las regiones del país, sin embargo ha descendido en dos regiones, si se compara el año 2011 y 2013, estas son la II con menos 0,1 y la IV región con menos 1,7, esta baja en los procesos laborales de las mujeres, coincide en el caso de la cuarta región con el lugar donde se concentran los desplazamiento de hombres por el trabajo en la minería, “conmutación laboral es el concepto con que se analiza el recambio neto de personas que trabajan en una zona geográfica. Aborda los desplazamientos de personas que no viven en las regiones donde trabajan y que se trasladan regularmente hacia sus lugares de trabajo. ( Innovum Fundación Chile, Centro de Innovación en Capital Humano, para el Consejo de Competencias Mineras (CCM) del Consejo Minero). A modo de hipótesis se podría deducir que en esta zona del país, la baja de trabajo remunerado de las mujeres tiene relación con el alza en el traslado de hombres hacia su trabajo en las faenas mineras.
Estos viajes producen diferentes impactos en la relación de la mujer con su hogar, definido “como (Guiddens 1984) sugiere el hogar como un lugar, que puede ser entendido como una unidad indivisible de interacción espacial y social. En la construcción y reproducción de relaciones sociales” (Saunders and Williams, 1988) en (Gaete-Reyes, 2012) afectando el habitar de las mujeres y la relación de estas con su estar, según un periodo de tiempo determinado, en el espacio público, privado e intimo tanto en lo emocional, corporal y físico, a esto le llamare habitar intermitente.
Esta diferencia en relación a la escala la feminista Margarita Pisano lo describe como “Lo público es como la calle, la plaza. Es el museo, es la historia, es lo político, es lo social. Es el espacio del ciudadano y por excelencia del varón. Es el mundo donde se reproducen, confrontan y legitiman las ideas. Lo privado es la casa, lo que queda detrás de la calle. Donde se dan las relaciones afectivas, es el espacio de la pareja reproductiva por excelencia. Lo íntimo es lo individual, es la relación consigo mismo, nuestra dimensión única, irrepetible y donde la corporalidad lo significa.” (Pisano, 1995)
Desde esta definición podemos observar el vínculo de las mujeres en este habitar intermitente, con espacios de diferentes escalas, siendo la ciudad o pueblo un primer espacio de relación que puede dar o no diferentes apropiaciones, como la de salir más de la vivienda cuando se encuentra sin marido, porque no tiene responsabilidades ni control o la posibilidad de salir menos de la vivienda para no sugerir andanzas ni rumores.
Irene Molina señala que a las mujeres se les ha facilitado la permanencia en el hogar (que puede ser vivienda, barrio o ciudad), al hombre se le ha facilitado la movilidad hacia el exterior de tales espacios, es decir, hacia el espacio público, siendo este conocedor de mas lugares e información, restando a la mujeres a un entorno reducido tanto social como físicamente, “una de las suposiciones es que las mujeres desean organizar sus vidas en la cercanía del hogar (si es que no dentro del mismo hogar) y de los hijos” (Molina, 2006), con este nuevo sistema de trabajo se acentúa el rol reproductivo de ella, sin la posibilidad de obtener un trabajo ya que el cuidado de los hijos e hijas es responsabilidad absoluta y exclusiva de ellas por la ausencia del hombre que está en faena ejecutando su rol productivo de la familia, con sueldos de la minería que en este momento superarían los obtenidos por estas mujeres no profesionales, dispuestas a permanecer y sostener la vida familiar.
En este espacio-tiempo acotado del habitar intermitente se dan diferentes relaciones entre las parejas, estas son referidas desde mi experiencia personal de vivir 16 años en un campamento minero y de la relación que mantengo con mujeres que viven con sus parejas con este sistema de turno, señalando que lo ocupan como estrategia para no tener que “soportar el aprovechamiento” de los hombres todos los días. - Refiriéndose a tener que cocinar, lavar y estar atenta a ellos, no lo ven como violencia o una relación vertical patriarcal -, tampoco identifican el sometimiento que ellas tienen con sus hijos e hijas.
La forma en que las mujeres ocupan su espacio en el hogar en estos días que se encuentran sin pareja es intervenido aun de manera omnipresente “desde su invención, el teléfono ha llevado implícito el principio de la instantaneidad” (Dupuy, El Urbanismo de Las Redes, 1998) siendo este – el teléfono fijo- un método de control para saber si ellas se encuentran en su vivienda y saber las horas que se encuentra fuera. Las redes sociales como el facebook y el whatsaap son los más recurrentes usados en la comunicación y control de los hombres con sus familias, mediante mensajes de textos, fotografías y audios, siendo relevante que los hijos también tengan estas tecnologías, para poder conversar de manera personal con ellos sin pasar por las mamas y así tener control de todo el hogar. La comunicación inmediata supone una dependencia y subordinación, al estar atentas a estos aparatos durante las 24 horas del día, ya que el trabajo de los hombres es con turnos y deben estar atentas incluso en las noches, que es el horario donde ellos están despiertos.
Es indicado por algunos estudios que las mujeres gozan de una mayor empoderamiento e independencia, y aunque en muchas de estas mujeres se vean beneficiadas por mejoras económicas, donde incluso manejan sueldos y tarjetas de créditos de sus maridos, estas aun siguen siendo sometidas por la responsabilidad de la familia, asociadas a una falsa autonomía y un ejercicio de poder y violencia controlado por dinero y una buena situación económica que da diferentes libertades pero que no les quita ninguna responsabilidad.
Referencias bibliográficas
Innovum Fundación Chile, Centro de Innovación en Capital Humano, para el Consejo de Competencias Mineras (CCM) del Consejo Minero. Fuerza Laboral de la gran Minería Chilena 2014 - 2023. Diagnóstico y recomendaciones.
CASEN. (2013). Encuestade Caracterización Socioeconómica Nacional, CASEN.
Dupuy, G. (1998). Cap.2.- El desarrollo de las redes en la ciudad. En El urbanismo de las redes. Teorías y Métodos, Colección Redes y Territorios, Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos (págs. 35-54).
Dupuy, G. (1998). El Urbanismo de Las Redes. Colección Redes y Territorio, Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Gaete-Reyes, M. (2012). Understanding Access through the Embodied Mobility of Women Wheelchair Users. Unpublished PhD Thesis. Department of Geography, King's College London.
INE. (2015). Mujeres en Chile y mercado del trabajo. Participación laboral femenina y brechas salariales.
Lorena Godoy, Elizabeth Hutchison, Karin Rosemblatt, M. Soledad Zárate. (1995). Disciplina y Desacato. Construcción de identidad en Chile, siglos XIX y XX.
Molina, I. (2006). Rompiendo Barreras: género y espacio en el campo y la ciudad. Santiago: Ediciones el tercer acto.
Pisano, M. (1995). LOS DESEOS DE CAMBIO O…¿EL CAMBIO DE LOS DESEOS? Santiago: Editorial Revolucionarias.
Siclari, P. (2013). Demandas y prioridades habitacionales de mujeres que comparten vivienda o Lote en Chile: un ejercicio replicable. En T. B. Espinosa, Los lugares del hábitat y la inclusión (págs. 233 - 280). Quito, Ecuador.










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